martes, 12 de diciembre de 2023

DE PUENTE POR DUBLÍN Y MÁNCHESTER I


Pues aquí estamos de vuelta, elegí estas ciudades (que no conocía), entre otras razones por no tener mucho que preparar ya que hacía poco de mi último viaje y mi mente estaba un poco saturada de información. Aunque es cierto que una vez que te pones a mirar cosas no hay sitios con poco que preparar, incluso si son destinos con fama de pocos monumentos una cosa te va llevando a otra y ya no paras de divagar, que si visitas guiadas, entradas, planificar para cada día, luego te estudias el plano, la música, la literatura, vamos... una trabajina 🥵🤪.
Finalmente he de decir que me han encantado las dos, lo cual tampoco es ninguna novedad, porque a mí me encanta todo lo que veo🤪. 
Pero comencemos por el principio:
1- Día 5 de diciembre, martes por más señas, salimos Pilarín, Bea y yo de NVCPD, nos llevó Jose a Barco y hala pa' Madrid, comimos con Beatriz, encargamos unos bocatas y en la tarde/noche volamos a Dublín con Ryanair, compañía que no recomiendo, porque todo son problemas para hacer el check in on line, necesitas, casi, un máster🥵, sobre todo si has reservado con una agencia y no en su página.
Llegamos ya tarde al Hotel Leonardo Parnell, donde nos alojamos y nos fuimos a descansar ya que al día siguiente nos esperaría un día duro.
2- El 6 de diciembre, día muy señalado en España por ser el cumple de Iribar😄🤪, iniciamos por la mañana la exploración de la ciudad, bajando por la calle O'Conell hasta el puente del mismo nombre. Todo son alusiones a su lucha por la independencia, ya que como bien es sabido la República de Irlanda, también llamada Eire, se independizó del Reino Unido tras el levantamiento de Pascua de 1916, aprovechando que los soldados británicos estaban en el frente europeo de la Primera Guerra Mundial, el conflicto duraría hasta 1922 y en el acuerdo definitivo ya en 1949 el Reino Unido se quedaba con los condados septentrionales a los que llamamos Irlanda del Norte, cosa con la que no todos estuvieron de acuerdo, pero ese es ya otro cantar.
El primer lugar emblemático por el que pasamos fue bajo el pórtico neoclásico de la oficina de Correos y telégrafos, que es lo primero que se ha de tomar para cortar las comunicaciones en cualquier rebelión, como bien sabe cualquier revolucionario que se precie de serlo.

Al llegar al puente O'Conell si miras a tu derecha ves además del río Liffey otro puente, este de hierro forjado y pintado de blanco al que llaman de ha' penny, dicen que porque esa cantidad, es decir medio penique había que pagar en otro tiempo por pasarle. 
Cuando lo cruzas, que fue lo que hicimos, pasas bajo un arco de una antigua puerta y entras en el barrio de Temple Bar, y exactamente ahí está el bar que dio nombre al barrio aunque dicen que quizás fue al revés🤷‍♀️, no se sabe.

 No obstante son muchos los pub, bares y cafeterías que pueblan este barrio y el resto de la ciudad, y no me queda a mí muy clara la diferencia entre unos y otros, que en casi todos ellos se puede comer y beber.
Son todos muy chulos, muy auténticos como decimos aquí, ya iremos contando porque unos cuantos pisaríamos y con el añadido de la decoración navideña que les da esa alegría tan especial.

Pasando por el muro de la fama  que no es más que eso, una pared con fotos de grupos irlandeses de música, callejeamos hasta dar con Dame St. por la que llegamos al Trinity College, dejándole a nuestra izquierda nos dirigimos a la popular Grafton St, calle estrechita y peatonal muy animada y con escaparates muy vistosos. 

Caminando por ella se llega a  Stephen Green Shoping Centre, que se construyó desde 1966 a 1980, comprando solares que habían ocupado casas georgianas y estaban en muy mal estado. Fue diseñado en forja pintado de blanco y vidrio, en sus inicios fue un mercado alternativo donde tocaban músicos callejeros como U2 lo era entonces.

Nos lanzamos a hacer las primeras compras, un receso y en marcha de nuevo. Atravesamos el precioso y romántico parque de Stephens y salimos a un barrio típicamente georgiano.

 Se les da ese nombre porque se construyeron desde primeros del siglo XVIII a mediados del XIX cuando se sucedieron en el trono del Reino Unido e Irlanda cuatro reyes llamados con este nombre. Son en realidad bloques de casas de cuatro alturas, el último piso más bajito por ser el del servicio, con puertas y ventanas simétricas y muy uniformes, únicamente adornadas por dos columnas clásicas flanqueando la entrada y con esas vistosas puertas de colores. Se ha especulado mucho sobre esos llamativos colores, existen muchas teorías, desde para diferenciarlas cuando vienen por la noche con unas pintas de más, hasta por llevarle la contraria a la reina Victoria cuando pidió pintarlas de negro tras la muerte de su marido; yo creo que lo más probable es que sea un elemento diferenciador ante tanta uniformidad ya que hay cientos de edificios de estas características por toda la ciudad.
Frente a ellas veíamos varias edificaciones de factura neoclásica, el Deparment of Taoiseach, que alberga a varios organismos de gobierno, también el Museo de Historia Natural y la Nacional Gallery. Por la parte trasera estaba el Museo Arqueológico, que veríamos al día siguiente.
Caminando llegamos a dos lugares icónicos de la ciudad, en los que se recuerda al poeta Oscar Wilde, uno el Parque Merrion, en el cual una escultura de Oscar, en color, descansa sobre una cuarcita y otra escultura del mismo en la que aparece sentado en un banco a la puerta de un pub que frecuentaba.

Muy cerquita nos dejamos otro punto literario de la ciudad, la farmacia en la cual Leopold Bloom, compra pastillas de jabón con olor a limón en el Ulises de James Joyce, pero no la ví, que se le va a hacer...🤷‍♀️, tampoco estuve en el pub en el que transcurre aquel 16 de junio tan famoso... tendré que volver 😊😉.
Teníamos que comer cerca del hotel, pues habíamos quedado allí por la tarde para hacer una visita guiada, de camino al puente nos encontramos con otro icono de Dublín, en este caso la superfamosa Molly Malone, un personaje, no se sabe si real o imaginario, que siglos atrás vendía almejas y mejillones de día y de noche quizás también😉, es decir, completaba sus ingresos con alguna actividad poco lícita, o eso da a entender su generoso escote. Dicen que si le tocas una teta volverás a la ciudad. Es de todas todas alguien muy querido por los dublineses que cuando se pasan con las pintas cantan una folklórica canción dedicada a ella y que debe ser algo así como para nosotros Asturias patria querida.

Comimos en la calle O'Conell, en Murray's Bar,  yo me pedí Fish and chips y me encantó, también es que habíamos andado un montón y tenía hambre. 
A las tres y media habíamos quedado para la visita guiada, como era sólo para nuestro grupo, Ana, que así se llamaba la gallega que nos habían asignado, pasó a recogernos al hotel. Bajamos por Moore St hasta Henry St, esta última muy famosa por ser en la que se encuentran las tiendas internacionales, como Zara. Volveríamos esa misma noche a un garito que nos recomendó la guía, luego os cuento.
Seguimos el recorrido por algunos de los puntos por los que habíamos estado esa mañana, ella nos iba aportando datos, sobre la independencia de Irlanda, sobre personajes históricos, literarios, etc...Nos  encantaron dos centros comerciales en edificios antiguos recuperados Powerscourt House, una preciosa casa georgiana recuperada para el comercio en la que tomamos un chocolate y  George Street Arcade, ubicado en un espectacular edificio victoriano de ladrillos rojos y fue el primer centro comercial de la ciudad a finales del XIX. 

Visitamos también el Castillo, a estos dos lugares volveríamos la siguiente tarde, ya que en el patio del castillo abrieron el mercadillo de Navidad. Nos dirigimos también a las dos catedrales, San Patricio y la Santísima Trinidad, las vimos ya entrada la noche, su exterior me recordaba a las construcciones del gótico normando, que tal debió ser el estilo en el que se inició su construcciòn, tras ello al barrio de Temple donde acabamos la visita, muy contentas por la sensación de haber aprendido mucho. Nos aproximamos al hotel para cenar, estábamos muy cansadas, al menos algunas, porque otras fue salir y recordar que por allí cerca estaba The Church bar restaurant, una iglesia desacralizada, en la que Merce había estado en su anterior viaje a Dublín y que había que visitar sí o sí, pues allá que nos fuimos a rematar la faena, con unos gin tonic, unos Aperol y alguna cerveza negra, cosa que nos estaban haciendo buena falta 🤪. 

Ya cerquita del hotel nos fuimos a dormir, yo caí como una bendita, entre los vapores del alcohol y la paliza que llevaba.
3- Día 7 jueves, desayunamos tranquilamente, teníamos a las 10,30 la visita al Trinity College, con su biblioteca y el libro de Kells.

  Estuvimos tomando fotos en el patio de la Universidad, después pasamos a la biblioteca, tiene mucho encanto, está realizada en madera, aunque le faltan los libros, sólo tres estantes los conservan, los demás estarán  a digitalizarse o restaurarse, supongo. El libro de Kells es un precioso evangelario, ilustrado, que fue realizado por los monjes en un monasterio allá por la Edad Media.


 No obstante hay que saber que también hay obras maravillosas de esas mismas características aquí en España, como los famosos Beatos.
Tomamos a continuación un coffee en la cafetería del campus y desde allí proseguimos la conquista de la ciudad, bajo una intensísima lluvia, para más inri me equivoqué de museo y tuvimos que dar una vuelta a la manzana llevándonos una buena remuda. Finalmente llegamos al arqueológico, es una buena opción para hacerte una idea de la Historia de Irlanda, el edificio, de época victoriana, es de factura clásica con una estructura circular y por dentro con soportes, columnas y vigas de hierro super chulo.

Hay restos desde la prehistoria celta de la isla, pasando por los vikingos hasta los normandos, nos gustó, pasamos un buen rato y al salir había dejado de llover. Nos fuimos a comer a un restaurante que tenía la misma carta de la noche anterior, yo me zampé un estofado de carne, no tenían café así que nos fuimos a tomarlo a otro clásico de Dublín que es The Queen of tarts, ahí cometimos varios errores, yo tres al menos, pedirme un expreso doble que no me dejaría pegar el ojo en toda la noche, pedir un bollo típico de allí (scones, o algo así) que era como para haberlo mojado en café con leche, a mí así, seco, no me entraba y por si fuera poco nos sentamos fuera y nos quedamos heladas🥶... menudo trancazo pillé yo🤧.
Como dije anteriormente nos fuimos a dar una vuelta por el Christmas Market Castle y desde allí al George St Arcade, en cuyo entorno habíamos quedado con la cónsul de NVCPD en Dublín, Cristina, con la que tomamos una pinta y nos contó cosas de su vida en esta fantástica ciudad.

Para acabar el día, nos marchamos a un pub del barrio del temple con música en directo que nos recomendó Cristi,  The Old Storehouse nos fuimos animando con la música, fantástica, U2, The Corrs, The Cranberries... y con las pintas. Lo pasamos sencillamente genial, menudo pitorreo llevamos camino del hotel💃💃💃👯‍♂️👯‍♀️...
4- Día 8, viernes, santo de las Inmas, teníamos sólo medio día, que por la tarde volábamos a Mánchester.
Aprovechamos la mañana haciendo las últimas compras. Como nos quedaba un ratito nos acercamos a la Hugh Lane Galley, una galería de arte contemporaneo, con  cosas interesantes como el taller de Francis Bacon, pintor que era originario de esta ciudad.


así como unas fantásticas vidrieras, impresionistas franceses y artistas irlandeses de vanguardia.

Comimos frente al hotel en el kinfisher Restaurant, y muy bien para llevarnos un buen sabor de la verde Irlanda. 
Y camino del aeropuerto que esa noche cenaríamos en Mánchester, fuera ya de la Unión Europea y del euro. Pero esa aventura la cuento en el siguiente capítulo.😊



 

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