lunes, 29 de abril de 2024

NAVACEPEDEÑOS POR PUCELA (TERCERA PARTE)

Me gustó tanto y me lo pasé tan bien que no me quiero dejar nada sin contar. 
Ya con la gente rogando por una cerveza nos quedaban algunos puntos más de la ciudad que no queríamos dejar de visitar. Bajo la iglesia de San Benito están los restos del antiguo alcázar, en una esquina del actual convento asoman los muros de aquel viejo castillo en que vivió otra de las reinas de las que quería hablar, doña Catalina de Láncaster (de la que iba caracterizada Ana). En estos enlaces te cuelgo lo que iba a contar sobre ella:  Catalina1 y Catalina2


Justo enfrente está el parque de Poniente, y en él las esculturas homenaje a Rosa Chacel y Jorge Guillén, dos escritores vallisoletanos de la Generación del 27. Para recordarlos Merce, Agustín y Tere nos deleitaron leyendo algunos versos de los susodichos, y le pusieron emoción a raudales a pesar de la hora.

Ya no quisimos torturar más a la concurrencia y por fin nos fuimos a tomar esos vinos y esos pinchos tan esperados. Algunos entraron al Mercado Central, otros nos fuimos de avanzadilla hacia la plaza Mayor:

 También tenía yo mi discurso pensado para tan magnífico espacio público, había que hablar sobre Ansúrez , el que fuera repoblador de la villa por mandato del rey, de cómo fue surgiendo la plaza entorno a un mercado, del incendio del siglo XVI y su posterior reconstrucción por mandato de Felipe II,  del auto de fe de Cazalla, de la novela "El hereje", de la remodelación de principios del XX en la que se construyó la actual Casa Consistorial, de la iluminación de Ríos de Luz que hace tan especial a la ciudad por las noches,  ufff... no acabo nunca.
Tiene fama esta ciudad de tener buenos vinos y buenos pinchos, de lo cual doy fe, aunque eso sí, baratos no son. Pero después de la caminata, vaya deleite para los sentidos (sobre todo para el gusto😋😋😋), dio tiempo como yo quería a tomarla, antes de irnos a comer al Restaurante los Zagales, bien, parece que cumplió con las expectativas y salimos "bien comidos" y "bien bebidos", que el vinillo de la tierra pasaba fácil...😉
Y claro después había que ver el museo:


 Desde el momento en que decidimos que esta sería nuestra próxima visita, yo tenía claro que había que visitar el Museo Nacional de Escultura de Valladolid. En mis años de estudiante lo había visto y algo recordaba aún. La cuestión es que es tan bello el continente como el contenido, el Colegio de San Gregorio es un magnífico palacio del estilo Reyes Católicos, con una portada y un patio de una particular belleza, parecen "encaje de bolillos". Menudas fotacas se hicieron allí, aunque ya se sabe que en los claustros hay que tener cuidado con el contraluz😉.

Después están los magníficos artesonados de las salas y finalmente las esculturas, son imaginería renacentista y barroca de una calidad excepcional.

 Los maestros del Renacimiento como Juan de Juni o Berruguete habían viajado a Italia, traían aprendida la terribilitá de Miguel Ángel  o el patetismo del Laocoonte. Quise transmitir que estas tallas tienen vida, pero sobre todo vida interior y es lo que las hace especiales.
Gregorio Fernández fue el genio del Barroco, sus pasos procesionan cada Semana Santa por las calles de la capital, además de los sentimientos que transmiten consiguió unas composiciones perfectas, por no hablar de los pliegues de sus ropajes, esos brocados, que parece que van a crujir...

Esto de los museos es, para según quién, algo pesado, por lo cual algun@s habían ya abandonado el barco y nos esperaban en una terracita justo enfrente. 
Y ya... no dio para más, autobús y para casa, que había tres horas de camino de vuelta.
En general se pensaba que deberíamos habernos quedado y hacer noche, bueno pues para la próxima...
Por si alguién se anima a volver nos quedaron muchas cosas sin ver... Las Huelgas reales con la tumba de doña María de Molina, la Iglesia de la Magdalena, donde descansa nuestro casi paisano, Pedro Lagasca, que fue gobernador del Perú y cuyo magnífico escudo preside la fachada, la sala rica del Palacio de los Vivero, en la cual contrajeron matrimonio los muy católicos Isabel y Fernando, San Martín y su campanario románico, la Vera Cruz, que se salvó por muy poco de la demolición, el Palacio de Santa Cruz, el Museo Contemporáneo Patio Herreriano, la Casa de Colón, en fin... para coger el AVE y volver otro sábado por allí...
Recordar también a los lectores lecturas relacionadas con esta ciudad, aquellos que gustáis de los clásicos, cualquiera de Delibes, si por contra, te gusta lo más actual y más concretamente la novela negra, Pérez Gellida, "La suerte del enano" está ambientada en el museo.
Y bueno, pues vamos pensando en la siguiente, ¿no?😉

Es que vaya  fotones que nos hicieron l@s retratistas.


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