lunes, 29 de abril de 2024

FINDE EN BARCELONA

Viajé tres veces a BCLN en mi adolescencia y primera juventud, pero no había vuelto desde 1987, sabía que la ciudad había cambiado mucho desde entonces así que a petición de Beatriz he organizado este viaje para los tres, que nos ha hecho disfrutar, y de qué manera, de esta maravillosa ciudad.


Dos días y medio se quedan un poco cortos para tanto que hay por ver, tienes que elegir y, naturalmente, algunas cosas han de dejarse para la próxima.
Me decanté por el modernismo, pensaba que les resultaría muy vistoso a los miembros de mi equipo. Así que el sábado a las 9,15 de la mañana estábamos en la  Sagrada Familia y con entrada para que ellos además subieran a una torre. Este templo, diseñado por el genial Gaudí, está inspirado en el gótico, pero además le dio este toque personal moldeando sus arquitecturas con esas formas orgánicas, inspiradas en la naturaleza, de tal modo que por fuera parece una enorme escultura. En el interior semeja un bosque de columnas, entre las que se intercala la luz que entra a raudales por una  multitud de vidrieras multicolores. El templo está cargado de simbolismo, nada es casual, todo tiene un significado. Nos rodea un espectáculo de luz y color.

A diez minutillos  Hospital de San Pau, de otro célebre arquitecto catalán, Domenech i Montaner, sólo lo visitamos por fuera, una pena tener que ir tan rápido ya que visto desde aquí, prometía.


Y de ahí nos fuimos al Paseo de Gracia y su Manzana de la Discordia para encontrarnos con tres casas espectaculares, de los dos nombrados anteriormente más otra de Puig i Cadafalch

                                                         Casa Batlló de Gaudí

Había que dirigirse ahora a la Plaza de Cataluña para bajar por la Rambla y movernos a un lado y otro: Mercado de la Boquería, Barrio Gótico, Catedral, calle del Obispo, plaza San Jaume, Beso. A mí me hizo especial ilusión el café que me tomé en Els Quatre Gats , no sé, siento cierta emoción al estar en el mismo lugar donde artistas tan importantes de vanguardia se reunían, Picasso, Nonell, Rusiñol, Ramón Casas, etc.


El café, edificio también modernista, está inspirado en Le chat noir de París, aunque parece que alguién le dijo al dueño "al tuyo no van a entrar ni cuatro gatos".
Para finalizar, ya con los pies reventaos, nos dimos una vuelta en coche, Rambla abajo, Liceu, monumento a Colón, hasta el Puerto Olímpico y para el hotel. Algunas aún saldríamos a cenar a un japonés que teníamos frente al hotel, muy bueno según la experta en comida japonesa.
El segundo día, domingo, teníamos entrada a las once para el Park Guell. Había cientos de personas ya, además por querer organizar los flujos, los vigilantes te hacían bajar para luego subir... en fin, desquiciante, yo que recordaba mi primera visita, cuando era tan solo un parque más de la ciudad donde iban los barceloneses a pasar el rato. Conservaba esa foto que encabeza el artículo que me recuerda además de que una vez fui joven, pues que tuve la suerte, sin saberlo entonces, de ver lugares maravillosos sin esta marabunta actual que resulta el turismo de masas.
Les conté a los miembros de mi equipo que el mecenas Güell y Gaudí proyectaron una urbanización con una cincuentena de casas en esta empinada ladera de la ciudad, de la que sólo llegaron a construirse dos, una de ellas estuvo habitada por Gaudí hasta su muerte. Su hijo terminaría vendiendo los terrenos al Ayuntamiento de Barcelona que hizo de ellos un parque público.
Los desniveles se sujetan mediante bancales soportados por columnas parabólicas de lo más originales, y una sala hipóstila al más puro estilo griego sostiene una plazuela decorada con azulejería en forma de mosaico. Dos edificios con líneas onduladas flanquean la entrada y dan lugar a una escalinata decorada también con esos típicos mosaicos que tanto le gustaban al maestro. Precioso parque, pero id solo si podéis entrar a primera hora.


Nuestra siguiente parada sería en el Puerto Olímpico, esta zona debía haber sido muy industrial y en los noventa del pasado siglo estaba muy degradada, con los JJOO del 92 se recuperó para la ciudad.
Se accede entre las dos torres, Hotel Arts y Mapfre. Tomamos una cervecita y comimos allí, muy bien por cierto, frente al mar, se estaba de lujo. Costó moverse pero nos queríamos acercar a la Barceloneta y tocar el mar. Pasamos por el pez de Frank Ghery, otro icono de modernidad para esta cosmopolita ciudad.


Por este lado de BCLN nos quedaba otro clásico, el Parque de la Ciudadela, que en su día fue una fortaleza militar para controlar la ciudad, y que ahora es un precioso parque público, con un arco de triunfo por entrada y una fuente monumental impresionante que se costruyeron para la Expo de 1888.

Se disfrutó más que el Güell porque se veía menos turisteo, más bien daba la impresión de un lugar de esparcimiento para los autóctonos.
Nos fuimos un rato a descansar y a continuación a tomar unos pinchos ya que quedaba un plato fuerte para la noche, El Palau de la Música que ya de por sí es un espectáculo, pero además vimos la Gran Gala Flamenco, buenísima elección 😉.


 Y bueno como teníamos un rato el lunes por la mañana nos dimos una vuelta con el coche por la montaña de Montjuic. 
Pasamos por la fuente que no habíamos podido visitar de noche, por el MNAC, que los lunes cierra y cuya colección de arte románico tengo que ver sí o sí en otra ocasión, reconocimos la puerta de San Vicente, de Ávila que da entrada al Pueblo español, pasamos por pabellones deportivos, El club natación, El palau San Jordi, etc. Desde un mirador vimos las torres de Hospitalet. Para acabar entramos al Castillo de Montjuic, que fue fortaleza, primero para defender la ciudad, y después para controlar las revueltas de los díscolos barceloneses contra la autoridad 😉. Si te paras a escuchar aún se oyen los gritos de los anarquistas torturados y las cargas de los fusiles contra los condenados a muerte, sobre todo si has estudiado Historia. Si no es tu caso, verás ondear una enorme bandera catalana, tan grande como la española de Colón en Madrid, y podrás disfrutar de unas vistas maravillosas de la ciudad y del puerto comercial.

Y había que reponer fuerzas antes de volver, elegimos para ello Cafetería Anahuac, un menú del día de muy buena calidad y mejor precio 😉.
Y eso fue todo, que había que volver. Qué buen gusto deja BCLN y qué imágenes tan coloristas🤩🤩🤩 en la retina.










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