lunes, 2 de octubre de 2023

NAVACEPEDEÑOS POR PUCELA

Lo que nunca me había pasado, me pasó el sábado por la noche, se me borró la entrada que tenía escrita sobre nuestro viaje, no ha habido forma de recuperarla, voy de segundas, lo haré más breve e iré publicando según escriba.


El viaje es largo, se tarda unas tres horas. Sobre las 11 de la mañana estábamos en la Plaza de José Zorrilla, rodeados por la Capitanía, la acera de Recoletos y parque Grande. 
Aquí Ana nos contó vida y obra de Zorrilla y de Delibes, dos grandes de las letras vallisoletanas. Yo hablé un poco de urbanismo, y del Valladolid burgués.

Sin demora nos dirigimos al siguiente punto: la Casa Cervantes, en cuyo patio, donde olía a bog, escuchamos a Ana contar la etapa en la cual el genio de nuestras letras se trasladó a esta ciudad al amparo de la corte. Parece que fue aquí donde gestionó los permisos para publicar el Quijote. 

En mi caso, había decidido decantarme por reinas en lugar de reyes y aquí les hablé de doña María de Molina, enterrada en las Huelgas reales (pero que nos pillaba un poco a trasmano).
Pasamos por el mercadillo de frutas de plaza de España en busca de la parroquia del Salvador, donde les iba a contar que fue bautizado el patrón de la ciudad, San Pedro Regalado, pero con la prisas me olvidé (adjunto video).

Al lado uno de los símbolos del Valladolid burgués Pasaje Gutiérrez, emulando al de las grandes ciudades europeas, como Milán o Bruselas. El lugar, que llegó a ser un punto degradado de la ciudad en los ochenta, se ha restaurado y es uno de los rincones más fotografiados de la ciudad.

Por cierto, teníamos certamen de fotografía, hemos traído fotos buenísimas, tanto por la calidad de las mismas, como por la luz tan espectacular que envolvía esa mañana de otoño a la capital de Castilla y León.

Desde este lugar, tras el mamotreto que es su catedral, se halla uno de los puntos más bellos de la capital, la plaza de la Universidad, edificio con una fachada barroca decorada con columnas de orden gigante y con bellas esculturas de mujeres en la cornisa, que son alegorías de los distintos campos del saber.

Sin movernos de aquí, entre cipreses, están los restos de la vieja  Colegiata de Santa María y el campanario románico de Santa María la Antigua, difícil describir la emoción que trasmiten estos monumentos que se han convertido en iconos de la ciudad.

Continuará...


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