martes, 6 de febrero de 2024

PASEITO POR SEVILLA

Si estás en NVCPD, puedes coger el coche a las diez de la mañana, irte hasta Bejar, enfilar Vía de la Plata abajo, y a la hora de tomar el vermú, estás en Sevilla. Allí en una taberna llamada el Tragaluz, estábamos Jose y yo esperando al resto del equipo, vino manzanilla y cervecita en mano con nuestra racioncita de cazón, o lo que fuera, en adobo, haciendo boca alrededor del mediodía.
Después comimos en Casa Carmen un arroz negro y otras delicias, antes de aprovechar la tarde paseando desde la Torre del Oro hasta el Parque de María Luisa y rematar la faena en la fotogénica Plaza de España, donde ya sabía de mi última visita que hay una luz dorada preciosa, al atardecer.

Me gusta la bancada, un asiento por provincia, dónde se representa en azulejos un hecho histórico relevante para cada ciudad, todo se relata con un marcado cariz nacionalista para ensalzar a nuestras pasadas glorias patrias, pero a lo que iba, el de Ávila protagonizado por una mujer, Jimena Blázquez, valiente defensora de la ciudad según la leyenda 🤪, es la razón por la que me mola más que los demás.

Y si fuiste o eres estudiante en Salamanca además has de hacerte esta:

De vuelta pasamos un rato de mucha, mucha risa, preparándonos para una turistada, la foto de faralaes en un llamativo photocall.

Por la noche cena en el Ovejas negras y paseíto junto a la Torre del OroCatedral y la Giralda,  con una iluminación nocturna que es todo un espectáculo, sobrecoge de pura belleza🤩🤩.

El lunes habíamos quedado en el Alcázar, para empezar por ahí con Cristina, una conocida guía de nuestra anterior visita que se quedaría con nosotros hasta casi las dos de la tarde.

 Primero para ver los Reales Alcázares, que es como realmente se llama este conjunto de palacios, alguno de ellos cohetaneo de la Alhambra y a la que en muchos aspectos nada tienen que envidiar. Esa fantástica decoración a base de yeserías, arcos, bóvedas, jardines, agua... hace de los palacios árabes esos espacios llenos de magia y embrujo, de los cuales tenemos tan bellos exponentes por estos lares.

Después paseamos por los jardines, donde hay una galería de grutesco en la cual te haces un fotón con la Giralda al fondo. Vimos los baños de María Padilla, el Palacio gótico, el órgano de agua...  En fin, mucho, mucho para ver y disfrutar. 
Por cada sala o espacio Cristina desgranaba detalles de aquellos que los habitaron, Fernando III, Alfonso X, Alfonso XI o el mismo Pedro I , sobre sus conquistas y amantes a las que solían traerse a tan exóticos palacios, dejando a las legítimas en algún frío alcázar castellano.
Hablamos también de los tiempos en los que se ubicó aquí La Casa de Contratación,  siendo Sevilla  la ciudad más grande y principal de los Reinos Hispánicos y quizás lo fuera también de Europa, a resultas del comercio con las recién descubiertas tierras allende los mares.

Desde ahí había que pasear por El Barrio de Santa Cruz, con esos rincones recoletos tan sevillanos, pequeñas plazas con cruces, naranjos, leyendas, lugares que fueron escenarios por donde se movían protagonistas de óperas, de obras de teatro, del cancionero, nuestra guía seguía a estas alturas de la mañana amenizando con su relato nuestra visita por tan ilustres lugares.

  La Carmen de Bizet, El Barbero de Sevilla de Rossini, El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina, etc... Nos despedimos de ella en la calle de Mateos Gago, de nuevo gracias por tu entusiasmo. Por nuestra parte de cabeza a por la 🍻 y el 🍢.  

Luego pasamos a Triana, comimos en el mercado y paseamos por la calle Betis, junto al río. Al llegar a la Torre del Oro ya se notaba el cansancio asi que las chicas optamos por el paseíto en calesa (otro clásico del turismo sevillano) que nos vino de lujo pues volvimos a la Plaza de España y por el camino vimos el Palacio de San Telmo,  la Real Fábrica de Tabacos, el Hotel Alfonso XIII, el Costurero de la Reina, el Museo de Ciencias, etc. Fantástico paseo.
Después de descansar un ratín, salimos a cenar por la zona de Las Setas de Sevilla
(lugar cercano a nuestro alojamiento).

 Cenamos de lujo en la Malvaloca, aunque yo pasé frío, porque nos colocaron frente a la puerta, pero a pesar de la rasca que hacía aún nos animamos a subir a tomar la última a la terraza mirador del Abba Sevilla, con vistas espectaculares a la ciudad.

El viaje era corto, el martes había que volver, pero nos pasamos a primera hora por la casa de la Marquesa de Lebrija:


Es el  típico palacio sevillano, con patio interior de arcadas y repleto de mosaicos romanos y otras obras de arte que coleccionaba la marquesa. Los mosaicos vinieron de la antigua villa romana de Itálica, comprados por tan ilustre señora a primeros del pasado siglo a los propietarios de las fincas, ya que empezaron a encontrarlos a montones bajo sus tierras de labranza al comezar a utilizar la maquinaria agrícola en las labores del campo.

Una pena que  tuvimos poco tiempo para disfrutar de tan fantástico palacio. La biblioteca, que vimos a matacaballo, me encantó.
Antes de salir camino de Madrid, como buenos aficionados al deporte rey, hicimos nuestra particular peregrinación a los templos sevillanos del futbol: Sánchez Pizjuan y Benito Villamarin:


Y ya rapidito para casita. 
Me dejo cosas importantes por ver en Sevilla, así que bueno... habrá que volver ☺️😉.

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