martes, 14 de noviembre de 2023

CAMBIAMOS DE HEMISFERIO II

SAFARI POR EL KRUGER Y VISITA A PRETORIA
Amaneció un día espléndido, se hace de día hacia las cinco de la mañana. A algunos les despertaron los cánticos de los  pavos reales, habíamos quedado a las 5,30 de la mañana, el comedor estaba cerrado, nos dejaron un termo con café en la habitación y un pack para el desayuno. A la hora convenida nos estábamos subiendo a unos vehículos todo terreno que comandaban Lisa, la ranger del parque, al volante y Gigi, una cubana que nos acompañaba como apoyo en español. 
De camino a la entrada del parque vimos como se ponían en marcha los pueblos por los que pasábamos, mucha gente se mueve en bus, hay unas marquesinas enormes donde esperaban colegiales con uniformes y trabajadores a los que suponíamos empleados en el turismo. Mucha gente joven, no se ven apenas mayores, llama mucho la atención ese contraste con nuestro mundo.
Salía el sol, pero hacía frío porque el vehículo apenas tiene cristales.
A la entrada del parque había una veintena de autos pidiendo los permisos. Enseguida nos pusimos en marcha, comienza la emoción 😉.
La visita comenzó a las 6,30 y duraría hasta las 15 horas.

El Kruger tiene la misma superficie que Bélgica, o que toda la provincia de Cáceres. La fauna se mueve libremente por ese inmenso territorio, así pues, puedes o no avistar especies, ya que es imposible recorrerle entero en las ocho horas que estás dentro.
Los conductores se comunican por radio y se avisan  unos a otros cuando alguien ve alguna especie de esas esquivas, difíciles de observar. Nos movemos por pistas asfaltadas, enormes rectas, pero si se avisa de la presencia de alguna especie de las complicadas pues nos desvían a otras pistas secundarias, sin asfaltar. Siempre esos avisos son en clave, para que no los entendamos, ya que si después llegas y el bicho ya no está, te llevarías una desilusión. Existe además un sistema informático, que todo el mundo puede consultar, donde están anotados los avistamientos del día anterior. No se puede dar información de ubicación de rinocerontes para protegerles de los furtivos, y sería el único de los big five (cinco grandes), que no veríamos.
¿Cómo creéis que es la experiencia? Pues bestial, difícil describir con palabras, la sabana aquí estaba ya verde  con árboles como acacias y baobabs y plantas herbáceas, de repente, al borde de la pista o cruzando la carretera aparecían animales de todo tipo, que nos dejaban con la boca abierta, parecía que nos habíamos metido en un documental de la 2, al principio queríamos fotografiar a todo lo que salía, ya después te das cuenta de que vas a ver muchos, muchísimos... impalas, cebras, jirafas, kudús... Pero ver aparecer a una familia de elefantes junto al camino es brutal, les conocemos en persona de los zoos  pero aquí en su entorno natural, no hay palabras 😊🤩.

Cada vez que veíamos moverse algo decíamos: stop, stop, stop , a voz en grito para que la conductora parase.
Cuando estábamos a lo nuestro nos avisaron de que algún vehículo había localizado a una pareja de leones, y allá que nos presentamos, pudimos ver, entre las plantas herbáceas la preciosa melena y la cara del león, yo a la hembra no la vi.

Dentro del parque hay algún espacio para detenerte, ir al baño y tomar un café y eso hicimos. Tras el refrigerio salimos de nuevo y en esta ocasión Jaime, vio moverse algo entre las hierbas, con la grata sorpresa de que era un leopardo, que se tumbó bajo la sombra de un árbol y pudimos todos observarle un buen rato, hasta que comenzaron a venir más vehículos, ya que la guía rápidamente lo dijo por radio.

Tras la comida seguiríamos, pero quiero contaros que allí los tiempos para servirte son infinitos, te dan cincuenta minutos para comer y tardan una hora en servirte, cuando  traen la comida ya tienes que irte. Vete preparado para esperar y desesperar 🥴.
Nos quedaban los búfalos, y los vimos, qué animal tan extraordinario, con esa testuz tan imponente.

También dos cachorrillos de hiena, que la ranger sabe que tienen la madriguera dentro de un tubo, bajo el asfalto, afortunadamente habían salido y estaban jugando junto al camino.

Los ñus estaban en una manada, pero alejados de la carretera, sólo pudimos ver uno cerca del coche.
En varias ocasiones las tortugas cruzaban la carretera delante de nosotros... En fin, lo mejor es que veas algunas fotos que hicieron mis compis de aventura:



La caza está prohibida en los parques nacionales, pero se puede practicar en otras fincas privadas limítrofes. Nos contaron que hay cerca de cincuenta mil elefantes y que cuando la cifra supera los treinta mil se les deja salir hacia esas otras fincas para evitar la superpoblación dentro del parque, que pondría en peligro su existencia y la de otras especies.
También habéis de saber que se puede alquilar un vehículo y entrar por tu cuenta, aunque nos dijeron que no es recomendable, y yo lo creo, primero porque los animales son salvajes y hay que saber moverse entre ellos, después porque pienso que con los guías que conocen el parque al dedillo, tienes muchas más posibilidades de ver animales.
Has de saber, que no es un zoo, que puede salir un día lluvioso, con niebla o simplemente que los animales anden por otro lado y verías muchos menos. Yo creo que nosotros tuvimos suerte.
Después de un día de emociones tan fuertes, de tanta belleza y emoción nos fuimos a digerirlo al hotel, con el consabido refrigerio🍻😉. Había que acostarse pronto y hacer la maleta, que al día siguiente, volvíamos a Johanesburgo, pasando por Pretoria, otro largo día de viaje.
Sudáfrica tiene la consabida capital económica, Johan y distintas capitalidades, Ciudad del Cabo, para el poder legislativo, Pretoria para el ejecutivo y la administración y Bloemfontein para el judicial. Llegamos a Pretoria tras unas cuantas horas de bus. La ciudad tiene por todas partes, por parques y jardines, bordeando avenidas, etc. un árbol llamado jacaranda, que tuvimos la suerte de ver florido, con preciosas flores de color violeta que le dan un aspecto característico a esta ciudad de tres millones de habitantes y quinta en tamaño del país.

Llegamos a la hora de comer, un bufé, como decía Nancy, a base de pollo, arroz y verduras, que para mí estaba correcto.
Luego hicimos una visita panorámica por la ciudad siguiendo las explicaciones de nuestra guía. Paramos únicamente frente a la sede del ejecutivo, al frente se veía el CBD y bajando unas escaleras una gigantesca escultura de Nelson Mandela, bajo la que todo el mundo se hacía una foto.

Nosotros aprovechamos para acercarnos a un grupo de bosquimanos, que han establecido allí un campamento a modo de protesta, ya que se consideran injustamente tratados por el gobierno pues son la etnia originaria de la zona y han sido primero desplazados por los bantús y luego sometidos, explotados y diezmados por los colonos holandeses e ingleses.

En reivindicación de sus intereses establecieron este campamento frente a la sede del gobierno y ahí nos solidarizamos con su causa.

Tras la visita de la ciudad, hicimos una parada en un centro comercial antes de dejarnos en el aeropuerto, al final, mucho o poco todos picamos, qué menos que un imán de recuerdo😉🇿🇦.
Y desde allí al aeropuerto, donde nos despidió Nancy ya que la segunda parte del viaje en Ciudad del Cabo, otro guía se haría cargo de nosotros.
Mientras embarcábamos Beatriz se buscó una amiga:

Cenamos en el avión y aterrizamos en nuestro nuevo destino a eso de las 22 horas.
Otra vez bus y a repartir por hoteles a nuestros compañeros de viaje españoles, portugueses y brasileños. Sara y Alex seguían con nosotros, ellos llevaban contratada la excursión para el siguiente día, pero yo tenía la determinación, si quería mi equipo, de que lo hiciéramos por nuestra cuenta, sólo me abrumaba una cosa, la cantidad de posibilidades que ofrecía Cape Town. En el siguiente capítulo te cuento como lo gestionamos😉.
Otro día que caímos reventados, qué paliza desde que salimos por la mañana...🥱😴😴😴.

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