martes, 21 de noviembre de 2023

CAMBIAMOS DE HEMISFERIO, CAPÍTULO III

DOS DIAS POR CIUDAD DEL CABO (CAPE TOWN).
Me bullía la cabeza porque había leído tantas páginas en internet y visto tantos documentales de viajes, que no veía la forma de encajar tanta cosa que se puede hacer en esta magnífica ciudad y sus alrededores.
Finalmente le copiamos un poco el itinerario a nuestros amigos Sara y Alex que iban con la agencia y como ya dije buscamos furgoneta con conductor para hacerlo por nuestra cuenta...y genial!!!
La primera parada fue en una preciosa playa de la ciudad, Camps Bay, desde la que se divisan Los Doce Apóstoles, es decir el perfil del cerro que circunda la ciudad, aunque había niebla allí a lo lejos y no se veían las cumbres.

Desde aquí nos dirigimos a Hout Bay  de allí salen los barcos para la isla de las focas, que se llama isla Duiker donde vive una numerosa colonia de leones marinos, empezábamos así nuestros big five del mar, aunque a la postre serían tres los que viéramos. Lo mismo os digo, llegas a un islote, llenito a rebosar de focas, se pelean, juegan, se tiran al agua, menuda algarabía montan, de nuevo parece que te metes en un documental.

A la vuelta nos esperaba un grupo de cubanos tocando guantanamera, algo hay que hacer para ganarse la vida con los turistas, a mis compas les parecieron graciosos, menudo look se gastaban, que parecían un esperpento de Valle Inclán, a mí me dieron un poco de pena, había incluso como de más y menos categoría, alguno de ellos no tenía ni para arreglar la cuerda de la guitarra, también me produjo desasosiego la señora que limpiaba los baños, a la que ni miraban siquiera, se ve que allí viven mucho de las propinas, desde el punto de vista de un español donde cada uno tiene su sueldo, te da como mal rollo. Aprovecho para decir que se ven muchas, muchas desigualdades sociales, o quizás ya lo he dicho y me repito, pero si veis las casas que circundan Camps Bay, preciosas, de peli, y luego la gente que hay por ahí ganándose la vida de cualquier manera... pues te choca, hay que contarlo.
Quedaba mucho día y lo siguiente es una carretera panorámica  Chapman's Peak Driver

 ¡qué pasada! ¡vaya vistas! A cada curva te dan ganas de parar, es imposible no querer hacer fotos porque te quieres llevar esa impresión de montañas verdes, playas de arena blanca, mar turquesa, ¡Un espectáculo!
Nuestro conductor, Freddy nos llevó a comer a Simon's Town, un pueblo marinero, con mucho encanto y una calle mayor con preciosas casas de la época victoriana, donde ese día sí comimos a la carta en una terraza con vistas al mar. Hoy sí que sí, pasta di mare, pescados, carnes de animales autóctonos que vienen con una etiqueta para que sepas qué es lo que comes.

Por la tarde, en esa misma localidad teníamos que ver a la segunda de las especies marinas, y es que en Boulder's Beach anida una colonia de pingüinos, ¡qué ave tan entrañable! les coges cariño nada más verles. La playa tiene unos accesos donde te cobran y tienda de merchandising, pasarelas desde donde ves a los pingüinitos, y demasiada gente para un espacio tan reducido. En los blog de viajeros había leído que mejor era ir a verlos a Betty's Bay, pero nos pillaba más a trasmano.
El día avanzaba y queríamos ir a la Punta del Cabo (Cape Point) y al Cabo de Buena Esperanza ( Good Hope Cape). Es un espacio natural protegido, y también había que pagar para que levantaran la barrera, y ya iban tres en el día, a ésta que suscribe le llevan los demonios pagar en todas partes y que, como bien saben mis sufridos lectores, a los que vienen al espacio protegido de mi municipio les salga todo gratis. No hay como viajar para ver las cosas. Volviendo al Cabo, lo primero que llama la atención es la flora, parece que esta región del Cabo es única a nivel mundial y hay unas flores y plantas rarísimas y preciosas. También una especie de antílope, el eland, que divisamos desde el coche.
Nos asomamos al acantilado y yo no pude dejar de pensar en Bartolomeu Dias, cuando en 1488 comprobó que viraba a oriente, y en El Cano cuando en 1522, en sentido contrario, enfilaba hacia el norte tras circunnavegar el mundo. Me emocionaba y todo, eso sí para mis adentros. Otra cosa que me vino a la cabeza cuando vi que estaba a más de ocho mil kilómetros de Madrid fue que con mi tesón había logrado plantarme aquí.
A continuación bajamos al Cabo, es la punta más suroccidental de África, una se hace las fotos de rigor y se dedica a sus meditaciones.
Había que espabilar, que yo quería pasarme por la playa más surfera de la zona, Muizenberg, preciosa también con los últimos rayos de sol de la tarde, muy animada, también colorista debido a esas antiguas casetas, ahora ya en desuso.

Nuestro chofer nos dejó de vuelta en la ciudad y decidimos quedarnos a cenar en un restaurante que es un clásico, mamá África, muy chulo, con una decoración etnica guay y música en directo.

Aquí sí que ya toda la gente nos lanzamos a comer bichos, que nos pedimos de todo, cocodrilo, cebra, kudú, avestrúz, etc. Nos gustó, sí, aunque más a unos que a otras, venían servidos con ensalada y patatas fritas. Lo malo fue que esperamos cerca de una hora, tónica general en África. Salimos directos a casa, al hotel quise decir. Nos habían advertido muchas veces que las ciudades son peligrosas, y pudimos comprobarlo de camino al hotel. A mí me recordaban estas calles a los centros de las ciudades españolas de los ochenta, donde se movía la droga y con ella la delincuencia y daba miedo moverse por ciertos sitios.
Nos alojábamos en Hotel Fountains , recomendable, con buenas instalaciones, habitación y baño cómodos pero mal insonorizado. Hubo un rato de mucho escándalo entre la noche. Afortunadamente estábamos tan cansados que caíamos en coma profundo.
Nuestro segundo día en Cape Town había que espabilar, teníamos un buen viaje hasta Hermanus, donde esperábamos ver al tercer big five, las ballenas, cosa que conseguimos.
Pero empecemos por el principio, no podemos dejar de relatar lo que nos impactaron los kilómetros y kilómetros de suburbios, suponíamos que están habitados por población marginal, pero Juanmi apuntaba a que seguramente gran parte de la población con trabajos poco cualificados viven también en estos barrios, además si te fijas un poco en ese mar de casuchas, muchas zonas son de hojalata, pero hay bastantes más construcciones en ladrillo que es posible que los habitantes ni siquiera consideren marginales.

Dicho ésto llegamos a Hermanus cinco minutos tarde, y cual sería nuestra sorpresa cuando el único barco que hace el trayecto a ver los cetáceos acababa de partir pero dio la vuelta y volvió a buscarnos.
En esta bahía y en esta época del año, suele haber ballenas ya que aquí se juntan las aguas frías del Atlántico con las cálidas del Índico y hay mucho placton y krill que le sirven de alimento.
Tras unos veinte minutos de navegación por aguas bien revueltas y dando botes en el barco, avistamos las ballenas, ¡Qué pasada!!
 Es tan bonito ver asomar los lomos de esos gigantes que casi te emocionas, bueno sin el casi,  y no te digo cuando saltan y ves esa enorme cola entrar de nuevo en el agua. Creo que superó con creces nuestras expectativas, y eso a pesar  del enorme mareo que pillamos algunos. 

Y bueno para superar la crisis volvimos a  la Ciudad del  Cabo en esta ocasión atravesando una zona de viñedos. Aunque siendo España un país de vino, dudábamos si merecía la pena visitar una bodega, pero como había que parar a comer pues aprovechamos para ver una de ellas, Rust en Vedre  en la zona de Stellenbosch, de lo cual finalmente nos alegramos. Es un concepto de bodega un poco diferente a lo que tenemos en España, allí son paisajes idílicos, rodeados de vegetación y montañas, y en realidad unos restaurantes con mucho encanto y gran estilo. Hicimos una cata de tres vinos, muy ricos, antes de zamparnos un solomillo que estaba buenísimo. No puedo dejar de señalar el esfuerzo que hizo Fernando con la traducción, muy bien durante todo el viaje, pero aquí especialmente, pues se me antoja que traducir sobre aromas y taninos no debe ser fácil. Pero con los vinillos, todo parece perfecto😉😁. Los chicos que se veían sirviendo las catas en distintas mesas eran todos blancos y con muy buena presencia. También blancos los clientes, así como dato...😒
Hemos de señalar que nuestro conductor no pudo sentarse con nosotros a comer, nos dijo que lo tiene prohibido por la empresa, nos trajeron su comida en un pack y se la sacó Juanmi al aparcamiento.
La conclusión que sacábamos es que el Aparheit desapareció de la política pero sigue existiendo una segregación social y económica😪.
Tuvimos que marcharnos que nos quedaban cosas imprescindibles por ver. Primero el teleférico que sube a Table Mountain, bueno... hay unas vistas preciosas de la ciudad, pero habría que ir con más tiempo, nosotros casi no nos alejamos a pesar de que hay varios kilómetros para caminar por lo alto de este cerro plano, y se puede ir rodeando para tener vistas a todos lados. Encima se nos metió la niebla y pa'abajo. ¡Qué frío pasamos en la cola del teleférico! 
Había la corriente apropiada para pillar un buen trancazo.
Una vez abajo nos quedaba Bo Kaap, el colorista barrio malayo, no podíamos dejar la ciudad sin visitar esta zona donde se asentaron en su día los esclavos malayos que trajeron los holandeses y que a decir verdad nadie sabe por qué sus antiguos habitantes pintaron estas casas de colores, sobre ello hay varias teorias, que si para diferenciarse por profesiones, que si para celebrar el fin del Ramadán...

Ya no dio el día para más, compramos algo de fruta y yogures en un super para cenar en la habitación, bajamos a tomar la cervecita y comentar las incidencias del día en el bar del hotel y rapidito a dormir, que al mañana viajaríamos de nuevo, esta vez otro vuelo camino de otro país,  Zimbawe.
Hubiramos necesitado un día más aquí, nos dejamos sin ver cosas importantes: Plaza del Ayuntamiento (balcón del primer discurso de Mandela), Muelle de Victoria y Albert, Robbe Island (donde estuvo preso Mandela 27 años),  the Old biscuit mill, y the Greenmarket Square.
Yo diría que si me hubiera quedado un día más, me habría atrevido a meterme en la jaula para ver los escualos.
Pero bueno aún nos quedaba por disfrutar de los grandes animales de los ríos y allá nos encaminábamos, pero eso ya en el cuarto y último capítulo😉





No hay comentarios:

Publicar un comentario