lunes, 23 de agosto de 2021

NOS VAMOS A MENORCA

Esta es mi propuesta/relato para un viaje de ocho días a la isla de Menorca.
La verdad todo viene determinado por la posibilidad de alquilar coche, es realmente difícil, mejor hacerlo con antelación si vas en julio o agosto.
En el fondo nos vino bien tener que esperar,  así nos quedamos de viernes a lunes en el hotel, que por cierto estaba genial, en Son Xoriguer, con una playita pequeña, como todas las de la isla, y en la que podías, placidamente disfrutar del mar y la tumbona.
Menorca, que como tantos lugares del suelo patrio, yo no conocía, es una isla pequeñita de unos cuarenta y tantos km de largo por unos veintitantos de ancho. Si te subes al monte Toro, el punto más alto de la isla, y vas girando ahí arriba, prácticamente la ves entera, así como a Mallorca allí enfrente.
Desde el hotel hasta el puerto/muelle de Son Xoriguer había unos veinte minutos andando, fuimos a comer y a su playa. También dimos un paseito hasta la cova dels pardalls, mirad que rincón:


 Un poco más allá estaba la punta más occidental de la isla, el faro del Cap d'Artroutx , por donde se ponía el sol.
Cada tarde menorquines y visitantes acuden para ver ese espectáculo y llevarse  "la golden heure"en sus móviles. La tarde que estuvimos no se vió perfecta la puesta de sol, había nubes.

Algo desde luego pillamos.

Tiene la isla en su perímetro multitud de calitas y pequeñas playas, dicen que unas cien. A muchas de ellas llegas en coche, pero a otras sólo se llega como a San Fernando, un ratito a pie y otro caminando. Casi me muero de envidia, lo que yo llevo queriendo desde hace veinte años para mi pueblo, de hecho a las que me acerqué a patita no me encontré a nadie con neveras y tumbonas. Se restringe mucho el turismo de pantano, sandía y botellón cuando hay que caminar un par de kilometrajos.
Pero volviendo a Menorca, deciros que la isla es diferente en la parte norte de la sur, quizás debido al viento, la tramontana, que sopla N-S y hace que las playas y acantilados del norte tengan menos vegetación, bueno, o distinta, menos arboleda y más matorral o dunas con sus especies correspondientes.
En la calas del sur había encinas, acebuches, y sobre todo pinos, que junto al mar son todo un espectáculo.
También hay un caminito o mejor dicho una vereda que rodea toda la isla junto a la costa y que llaman camino de cavallerías (así con "v", porque está en mallorquín), y por donde transitan efectivamente paseantes a pie y a caballo.
Pues cuando por fin conseguimos coche había, claro está, que hacer una selección.
Si de mí hubiera dependido, la prehistoria hubiera ganado algo de peso, pero nada más salir y parar en el primer yacimiento arqueológico, El poblado talayótico de Montefí, cuando vi la cara de algunos miembros de la expedición supe que tendría que dejar esa parte para otra ocasión.
Os cuento, tiene Menorca un impresionante patrimonio, la cultura talayótica, que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad. 
La isla está llena de yacimientos prehistóricos, de la Edad del Hierro más concretamente, (unos 1500 nada más 😉), empezó a estar habitada a finales del tercer milenio antes de nuestra era, lo que es muy reciente, Europa y otras isla del Mediterraneo tuvieron población desde muchos milenios atrás.
Estos pobladores traían el gusto por las construcciones ciclópeas moda de la Europa prehistórica,  y aquí evolucionaron de una forma particular. Las tres formas más originales son : las navetas (para enterrar a sus muertos), las taulas (que no se tiene claro qué eran, formaban parte de los recintos religiosos) y los talayot (que eran torres vigía y podían tener otros usos).


Fijáos que maravilla de costrucción esta Naveta des Tudons , con esa forma de barco invertida y esas piedras talladas y colocadas sin argamasa, tan simple y tan genial.
Y dejando este mundo talayótico para otra ocasión, comenzamos este primer día nuestra ruta por las calas y nos dirigimos a Cala Morell, es todo un espectáculo, desde los acantilados ves descolgarse unas casas de ensueño por la ladera (afortunados sus propietarios y los amigos de éstos) y abajo unas calitas, muy pequeñas con ese azul intenso del Mediterráneo, ¡todo un espectáculo!


Hay que verlo para creerlo, y volver para disfrutarlo, porque si te estás aquí no ves más, no sabes que hacer 🤔.
Nos fuimos a ver otra playa cercana, preciosa también Algaiarens, que es ZEPA, ya me hubiera gustado también ver aves, otra más de las muchas oportunidades que ofrece la isla. Menuda pintaca tiene...


Este día comimos arriba del Monte Toro, aprovechamos ya para disfrutar de sus miradores y hacernos una idea real de sus dimensiones.
Ya por la tarde nos decantamos por una de las calas del sur, desde Cala Galdana fuimos andando a Cala Mitjaneta, un espectáculo.
Estoy buscando fotos y ninguna recoge la imagen que yo guardé en mi memoria

Es un lugar precioso, al que se accede caminando, allí desemboca un torrente que ha formado una playita, hay acantilados bajos cerrando la bahia, desde donde saltaban los adolescentes, que se lo estaban pasando bomba; como la playa es pequeña la gente ponía sus toallas por ahí arriba, a la sombra de los pinos.

Claro los lugares son tan idílicos que nosotros llegábamos siempre los últimos a cenar, cualquiera se va para casa, ¡no hay quién nos arranque!
El segundo día las cosas se nos enreversaron. El aparcamiento de Cala Turqueta ya estaba lleno cuando pasamos por ahí. La otra posibilidad caminar desde la Cala Galdana, he de decir que esta playa a pesar de tener edificaciones, un Meliá de muchas plantas, entre otros edificios, es también un sitio con mucho encanto.


La idea era caminar hasta las Cala Macarella y Macarelleta 2km. La cuestión es que yo me anduve el camino bajo un sol inmisericorde, charlando, eso sí, con mi amiga Tere, y al llegar mi hija me dio la noticia de que había un montón de escalones, y que desde arriba no se veían las calas, asi que con las mismas me volví, sin reparar en un mirador que me hubiera permitido un echar un vistazo.
La comida la habíamos planeado en Fornell, la idea era comer langosta, y allí nos plantamos sin haber reservado, claro, imposible, así que comimos en otro garito, de más trote, y reservamos para el día siguiente.
Y después de tanto chasco me dí un baño y dormí una siesta sobre la arena de playa Cavallería, al cabo no pudimos acceder porque había atasco, es lo que tiene ir en agosto 🤷‍♀️...


Como os contaba en esta zona norte de la isla, quizás por los vientos, la vegetación es matorral o dunar.
Aún quedó tiempo para pasarnos por algún factory, en Ferrerías, porque una no puede venirse de Menorca sin una de sus señas de identidad, las abarcas, así que había que empezar a mirar que se nos acababan los días y aún no habíamos comprado.
Tampoco habíamos ido a Ciudadela, la antigua capital de la isla, porque ahora es Mahón, así pues después de cenar nos fuimos para allá, el ambiente nocturno es buenísimo, montones de terrazas por las calles junto al puerto y a la Plaza. Claro que a mí me hubiera gustado ver la ciudad por el día, sus monumentos, etc. Eso también queda en el debe.

El último día que nos quedaba coche había que aprovecharlo bien. Paramos a primera hora a ver la Naveta des Tudons que mencioné anteriormente.
A continuación un pueblo precioso, Binibeca, bueno en realidad no es un pueblo, es una urbanización privada que tiene los mismos años que yo, se costruyó en 1964, unos pocos empresarios encargaron el proyecto a arquitecto y aparejador menorquines que quisieron recrear los pueblos blancos de pescadores de las islas del Mediterráneo. No debemos olvidar por tanto que sus propietarios viven ahí o tienen alquiladas sus casas, y aunque este lugar no puede faltar en el tablero de un instagramer, debemos pasar lo más sigilosamente posible.

Le rodea cierta polémica, porque se hace creer a los turistas que es un pueblo de pescadores tradicional cuando en realidad es tan sólo una recreación o interpretación.
En cualquier caso tiene mucho encanto, me pareció a mí, y unos rincones muy pintorescos.

A continuación, siguiendo la costa, nos fuimos a Mahón, un poco por decir que habíamos estado, ya que bajamos hasta el puerto y poco más.
Teníamos por fin la langosta en Fornell, pobre tenacitas😭😭


Nos quedaba para la tarde visitar la zona de la playa y albufera de Es Grau, me hubiera gustado también poder haber hecho un recorrido/visita guiada con los naturalistas del parque para que nos explicaran ese ecosistema, tampoco pudo ser.


Estuvimos refrescándonos en la playa, una zona muy tranquila de familias con niños. Daba pena marcharse ya que al día siguiente volvíamos. 
La impresión de Menorca muy buena, que no costruyan más, que preserven lo que tienen, ellos que pueden. Muchas cosas me quedaron por ver y hacer. 
¡Hasta siempre!, isla bonita, volveré😘














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