lunes, 11 de julio de 2022

VIAJE A CANTABRIA

Cantabria es otra de las comunidades de España que conocía bien poco. Un par de veces había estado en Potes, Fuente y el desfiladero de la Hermida. En esta ocasión nos íbamos a alojar en el Parador de Limpias
Por tanto hicimos planes para esa zona, es decir de Santander hacia el País Vasco. 
Llegamos el viernes a mediodía y tras comer en un pueblo donde había casi cuarenta grados (también es mala suerte), nos dirigimos a Santander, ciudad nueva para mí, y me gustó, tiene el encanto de las ciudades con mar. Cuenta con unas cuantas playas, de las cuales la más conocida es la del Sardinero, junto a ella están los jardines del Paseo de Pereda, y claro, el estadio del Racing. Se respiraba un ambiente alegre, gente joven jugando al voley playa, otros tomando el sol,  seguramente leyendo o escuchando música, ¡qué suerte, tener el mar ahí!, tan cerca que lo puedes disfrutar en cualquier época del año, 😊.
Un poco más allá la playa del Camello y a continuación la Península de la Magdalena, con el famoso palacio que la ciudad construyó para que veranearan Alfonso XIII y su esposa, la inglesa Victoria de Battenberg, razón por la cual se construyó un tanto al estilo inglés para dar gusto a la soberana.
De Santander nos marchamos hacia Limpias al caer la tarde. El pueblo digamos está al fondo de una ría, zona de carrizos y avifauna que se veía desde el coche. Entrando al pueblo llamaban nuestra atención las casonas señoriales de antaño, con un aire totalmente evocador . En esa misma  linea encontré al Parador, un palacete, también de primeros del siglo pasado, que estaba rodeado de un jardín con árboles impresionantes, algunos de especies autóctonas  y otros plantas exóticas traídas por los indianos de allende los mares.
El sábado lo dedicaríamos a explorar ría abajo, o lo que es lo mismo, Laredo y Santoña
Una enorme barra de arena de unos 5 km se extiende tapando la desembocadura de la ría desde Laredo en dirección a Santoña. Toda esa barra se ha llenado de edificios de apartamentos y esa es la playa de esta fantástica villa que tiene mucha historia.
Después, por la tarde visitariamos su casco antiguo.
De momento cogimos un barco que cruza hasta Santoña, pasando antes por el faro del Caballo.

Yo no lo ví tras bajar esas escaleras, sino desde el mar. 
Los escalones para bajar, 800 ni más ni menos, los construyeron los presos del penal del Dueso, que está allí cerquita, para que el farero y su familia accedieran con facilidad.
Si bajas otros 100 más desde el faro puedes saltar y darte un bañazo en esas aguas turquesa maravillosas.


¡Si me llega a pillar a mi esta visita joven y sana...!
Se me olvidaba contar que durante los meses de verano son tantísimos los visitantes que el Ayuntamiento se ha hecho con los permisos necesarios para regular el acceso, cosa que, como mis sufridos lectores saben, estoy esperando como agua mayo para mi propio pueblo.
A continuación llegamos a Santoña a la hora de la cervecita y de la comida, muy buen ambiente en esta villa marinera, de donde no te puedes ir sin comprar unas anchoas para regalar a la familia, tienen fama de ser las mejores de España.

Como dije antes, de vuelta había que visitar la histórica Laredo. Yo siempre le recuerdo a todo el mundo, aunque me consta que no gusta a los cántabros, la pertenencia de estas tierras a Castilla hasta la creación de las autonomías en los ochenta del pasado siglo, y estos puertos santanderinos eran su salida a los mares del norte.
Desde aquí partieron personajes históricos de renombre para los dominios flamencos de los Austria, o para Inglaterra o Francia,  o llegaron de vuelta otros, el más célebre sin duda el último retorno del emperador 
Carlos V.


Juana "La Loca" se embarcó aquí para su boda.

Y claro, mientras se hacían a la mar, pasaban a veces días o meses durante los cuales se alojaban en las casonas de lo "más granao" de la villa y escuchaban misa en su iglesia mayor, todo lo cual ha dejado mucho que ver y que contar por allí, para satisfacción de los actuales guías de turismo.
Y rematamos la tarde con cervecita en terraza, y cena en la Cofradía de Pescadores, claro está junto a los muelles, disfrutando del atardecer, de los "pescaitos", vinos y de la excelente compañía.
Todavía dio la noche para copita en una de las estupendas terrazas del Parador, que había que aprovechar lo bien que se estaba "al fresco" después de un día tan tórrido.

El domingo, antes de salir del pueblo, nos acercamos a ver al "milagroso" Cristo de Limpias, que es de un realismo tal, que a nada que te descuides mueve sus pupilas para mirarte. Yo había prometido que si me miraba y curaba mis reumas, abandonaría mi consabido, así como proverbial ateísmo, pero los huesos me siguen doliendo igual que antes de tan prometedora visita.
aprovechamos la mañana para ver  Lierganes, de los Pueblos más Bonitos de España.  Es conocido por su precioso puente y por la leyenda del hombre pez.


Para finalizar paramos a comer en Frómista, pueblo de Palencia que forma parte del Camino y que es conocido por su iglesia románica y por sus lechazos asados. Y donde ya no pedí que me hicieran foto por no hartar😉😊.
Dejamos constancia del viaje y nos vamos a preparar otro, que estamos en julio y algo habrá que hacer 😊. 
 PD las fotos del faro del Caballo son del Pinterest






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