Yo encontré los cientos de cartas que guardaba desde mi adolescencia y primera juventud, ya las he quemado todas, no sin antes dedicar horas y horas a leerlas, risas a montones, me han devuelto a mis amigos y amigas de escuela, instituto y universidad; y por las suyas imaginaba lo que yo debí escribir en las mías, _¡oh Dios!_ espero que las hayan quemado. Un especial recuerdo a mi amiga del alma durante esos años, Mamen_" tenía toda tu adolescencia guardada en mis cartas, me hubiera gustado compartirla contigo_"
La siguiente actividad también me ha traído momentos llenos de emoción, después de cinco años, me decidí a abrir el baúl de mi madre, ahí estaba su vida, las sábanas que se bordó en su juventud, las colchas, tapetes, manteles de su madurez, ¡que manos! _¡ay, mama, cuanto te echo de menos!_; y con sus cosas las de mi abuela y mis bisabuelas, sábanas, ya no del siglo pasado, sino del anterior, yo que soy tan de historia calculaba cuando debieron bordarse y pensaba_ "antes de perder Cuba"_.
Después mi ropa de los armarios, prueba inexorable del paso del tiempo, _" antes todo me valía, todo me estaba bien"_ , pensaba, pero hay que aceptar la edad _" ésto ya no me lo puedo poner" _ , pero también que bonitos recuerdos! de cumpleaños, bodas, viajes, cosas que me regalaron y las ocasiones en que lucí esas prendas, _" de la comunión de mi hija, de la boda de mi hermano"-.
Y no puedo dejar de incluir las estanterías de mis libros, limpiarles el polvo y reorganizarlos me llevó días, y_ ¡que recuerdos!_ ya no el libro en sí, que también, pero pensar el momento en que lo leí, la persona que me lo regaló, alguno hay incluso sin leer, quizás ahora sí lo haga. Os habrá pasado, algunos no sabía ni que los tenía.
En fin, ha sido bonito, estaréis de acuerdo conmigo en que necesitábamos parar un poco, dedicarnos un tiempo a nosotros mismos, a nuestras cosas y a nuestros recuerdos.
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